domingo, 7 de marzo de 2010

Soy una idiota que aún e s p e r o que no haya otra Que N O me cambies
Ella iba tomada de su brazo, como si del cuerpo de él dependiera su equilibrio, de a ratos lo miraba sonriendo, entonces no pasaban dos segundos y los dos estaban tentadísimos hasta las lágrimas...
Y la gente no entendía.
Otras veces ella iba cansada o triste o en la nada, y él no paraba de hablar, decía una sarta de barbaridades sólo para hacerla reír...
Y la gente se escandalizaba.
Y a veces ella le explicaba que esto sí, y aquello nunca, que la vida era ese caminito que se va marcando de a poco y buscando el rumbo, que nunca hay que olvidar, que siempre hay que crecer, que en algo hay que creer, y que tiene miedo que le rompan el corazón. Y él que a veces la entendía y otras solo la escuchaba, mucho más simple, le decía que lo bueno está por venir, y los ojos le brillaban...Y la gente no importaba.

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