Para Shakespeare el destino no es algo predeterminado, es algo que se escribe momento a momento. El destino es lo que hacemos cada día con lo que nos toca vivir. El destino es cada decisión que tomamos. Es la habilidad que tenemos para sacar las piedras que la vida pone en nuestro camino.
Shakespeare plantea en sus tragedias que el destino puede cambiarse cambiando nuestras acciones, y de esa manera muestra el camino para convertir la tragedia en comedia.
Shakespeare refleja un cambio de paradigma. El hombre es responsable de sus actos, de sus decisiones, es decir, su destino está en sus manos, de él depende su tragedia o su comedia.
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